<center>**EL DEMONIO DEL QHAPAC ÑAN**
<small>*Por Durgan A. Nallar, 2014*</small>
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INTRODUCCIÓN<hr>
Aún faltan muchos años para que los hombres de plata lleguen del mar. El mundo es de hoja y de agua, de viento y de arena. El gran camino real cruza la tierra como un tajo de roca. Los hombres levantan pueblos, tejen murallas y construyen la guerra bajo la mirada roja de Supay, que reina en el mundo de los muertos vivientes. Por ese camino va Arulha corriendo, siempre corriendo...
<small>Este gamebook o librojuego es un trabajo de ficción que permite que el lector participe de la historia por medio de elecciones presentadas en la trama. La narrativa se bifurca en varios caminos.</small>
[[Seguir leyendo->Seguir]]
<hr>
<small><i>El demonio del Qhapac Ñan</i> fue elegido como material didáctico para la enseñanza de conceptos de programación en los cuadernos del Programa PLaNEA Nueva Escuela para Adolescentes, desarrollado por el Ministerio de Educación de la Provincia de Tucumán junto con UNICEF Argentina. <a href="https://gamedesignla.com/librojuegos-el-demonio-del-qhapac-nan-en-los-cuadernillos-de-computacion-de-planea/" target="_blank">Ver detalles</a></small>
<a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/" target="_blank"><img SRC="https://i.creativecommons.org/l/by-nc-sa/4.0/88x31.png"></a>
</center><center>¡Atención!<hr>
Este relato no puede leerse en el orden habitual. Al final de cada bloque encontrarás uno o más caminos que seguir. ¡Pero el destino de Arulha es uno solo!
[[Seguir->INICIO]]
</center>**EL DEMONIO DEL QHAPAC ÑAN**
<small>*Por Durgan A. Nallar, 2014*</small>
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Aquella noche había soñado con el Huari. Las nieblas se rompían como telas y el dios gigante aparecía de cuclillas, parece que rezando, pero de las fauces le brotaban cuerpos sin vida y cabezas solas, los guerreros que habían muerto del Uru y del Tiahuanaco. Las manos montañosas, de dedos retorcidos como ramas, estaban teñidas de una negrura que Arulha intuyó sangre. Los ojos no veían porque el Huari era ciego y no diferenciaba entre los hermanos, apenas los cosechaba y se los metía al buche en la pesadilla de los hombres. Pero entonces el dios volvió las cuencas vacías hacia el camino y Arulha se despertó con un grito, deslumbrado por el sol del este.
[[Levantarse]]
Arulha se abalanzó por el sendero que lo alejaba del rugido, intentando pensar tan rápido como podía. Era el momento que los ancianos habían predicho, aunque no lograban ver más lejos en el tiempo. Un segundo rugido agitó el follaje. La voz del demonio eran muchas voces.
El guerrero corrió a toda velocidad, deslizándose entre ramas y paredes, por un sendero -o una versión extraña de este- que se cerraba cada vez más. Empuñó con fuerza la lanza y buscó un espacio abierto donde enfrentar a la bestia. Si lo intentara en el sendero sería una presa fácil.
Algo lo golpeó por detrás con tal ímpetu que Arulha se elevó y fue a caer mucho más lejos sobre el suelo de piedra. Atontado, se puso de pie de un salto y volvió la mirada hacia el demonio.
El terror lo invadió.
[[Mirar al demonio]]
[[Dar la vuelta y huir]]Arulha se movió rápido, convencido de que el otro camino era imaginario porque nunca lo había visto. Se conocía todo el Qhapaq Ñan hasta bien al sur. ¡Seguro el demonio quería engañarlo! Apretó la piedra caliente que tenía enredada en el pecho y se perdió entre las ramas y espinas, ligero como el viento y con la lanza apuntando al camino.
Un coro de voces sacudió el follaje, mezcla de maullido y trueno. Estaba más cerca, ahora del lado izquierdo. Todavía el Inti andaba trepando el cielo, las sombras eran largas como lenguas y ponían gris la calzada.
-¡Arulha!
El guerrero corrió sintiendo que el cuerpo le picaba como si de repente un millón de hormigas rojas se le hubieran subido. Necesitaba encontrar un campo abierto donde enfrentar al demonio. Si tenía monte a los lados y atrás sus posibilidades eran escasas. Corrió un tiempo que le pareció infinito. Más de una vez creyó pasar por el mismo lugar, pero se convenció de que estaba imaginando cosas, y eso porque el miedo le estaba ganando. ¡Cómo iba a tener miedo!
[[El miedo->arana]]
Podía mover las piernas, estaba despierto, recién salido del mundo de abajo donde vivían los muertos. El muchachito se incorporó, ajustó el huju de plumas blancas alrededor del cráneo, tomó su lanza y se largó a correr. Estaba a cinco días del hermano chaskij y el camino de piedra se angostaba entre la espesura. El sur relucía cargado de tormentas.
Esperaba que el mal sueño no fuese augurio de las desgracias con las que podría enfrentarse, las mismas que habían borrado del mundo a sus hermanos.
Arulha no iría a fracasar y si era cierto lo que susurraban los hamawt'a sólo él podía doblegar al gran demonio del camino real. Los viejos hablaban con miedo, ponían los ojos en blanco y le gritaban a Illapa y a Wiracotcha. Decían que el hambre del monstruo era tan grande como todo el imperio. Que el Qhapaq Ñan se volvía rojo con la sangre de los mensajeros y las noticias no llegaban a destino. Veían humos, relámpagos, uñas como cuchillos largos y detrás una cabeza erizada bajo la noche sin estrellas.
[[Seguir corriendo->Seguir2]]
Arulha corrió una hora tan rápido como pudo, mascando hojas que sacaba cada tanto del qëpi que cargaba a la espalda, y solo deteniéndose un minuto a beber de la acequia que discurría paralela al camino empedrado. Su mente se alejaba hacia las terrazas verdes y los mercados de la ciudad, a las callejuelas coloridas donde los olores y sabores podían marear y las mujeres cocinaban y murmuraban. Pensó en Oge, su futura esposa, siempre preocupada por sus ausencias de semanas. Le hubiera gustado despedirse mejor, pero nadie podía saber de su viaje. Claro que Oge había presentido que algo no estaba bien porque le había dado un abrazo muy fuerte y hasta había soltado una lágrima.
Todo eso parecía estar más lejos que nunca, no tanto en la distancia como en el tiempo. Arulha sentía que estaba precipitándose a un futuro que los sabios ancestrales eran incapaces de leer.
Recordó el talismán que llevaba en el quipu que tenía apretado alrededor del torso. Era una piedra blanca que la energía de los ancianos mantenía caliente y pura. Su arma contra el monstruo y su única posibilidad. Arulha había nacido con la piedra en sus manos, y la piedra ahora estaba trenzada entre los nudos rojos y negros del quipu. Por eso estaba aquí, no ya como un chaskij sino como un guerrero sagrado.
Su destino se aproximaba.
[[Los hamawt'a->Seguir3]]De acuerdo con los hamawt'a, el gran demonio carnívoro era una mezcla de jaguar y pájaro. Tal vez el propio Supay, o sino un emisario del mundo de los muertos. En las visiones de los viejos se aparecía ronco, arañando el suelo, y tenía el tamaño de cinco hombres. Las orejas eran largas, en punta, la cola se agitaba como las víboras y a los lados, entre las vigorosas patas, le crecían larguísimas plumas ensangrentadas que echaban chispas y humo. Venía del huku pacha y seguro estaba cerca de una cueva o de otra entrada grande al mundo de abajo. Arulha creía ver cada tanto alguna grieta entre las rocas y entonces se ponía tenso. Aceleraba la corrida medio con culpa, porque esta vez no iba a entregar mensajes sino a matar al demonio.
Un rugido atravesó el camino. Arulha se detuvo. Jamás había escuchado un sonido igual. Le pareció un conjunto de voces aullando su nombre: "¡Arulha!" Por un segundo, el mensajero dudó de sus oídos. Y también de sus ojos, porque allí donde el camino del rey debía continuar en línea recta, ahora había una bifurcación que se hundía en la espesura del monte.
El rugido había cruzado de derecha a izquierda como un pequeño huracán. Arulha supo que debía avanzar, jamás retrocedería. Pero, ¿por cuál camino?
[[Ir por el sendero de la izquierda]]
[[Ir por el sendero de la derecha]]Cuando Arulha era chiquito, una araña grande, de esas peludas y con rayas amarillas, se le había subido a la pierna cuando estaba recogiendo fruta en la selva. El contacto blando y caliente del animal lo había paralizado. Arulha no gritó. Venciendo el terror, se sacó la araña con un palo y después la golpeó hasta dejar una masa revuelta de pelos y carne negra. Y recién pegó el grito, tan fuerte que vinieron tres del pueblo a ver qué pasaba.
-No es malo tener miedo -le había dicho uno de los hombres, medio riéndose-. Lo malo sería no hacerle frente.
Esas palabras se le habían grabado a fuego. Y se las había recitado a Oge, haciéndola reír con su cara de sabio. La chica tenía miedo cada vez que Arulha salía de viaje por el Qhapaq Ñan.
-¿Y si no volvés yo qué hago? -le decía.
-Arulha siempre vuelve -decía Arulha, como si hablara de otro, y se tocaba el saco de hilo que tenía siempre consigo-. Porque mientras esta piedra y yo estemos juntos, nada nos puede lastimar.
-¿Y qué más? -refunfuñaba Oge, sacándose el abrazo de encima.
Arulha le decía que la amaba y que tendrían tantos hijos como dedos tenían juntos en las manos y los pies, y Oge se escapaba riendo y había que encontrarla entre los juncos del río.
Arulha frenó en seco la carrera y los recuerdos se fueron. Estaba ante un claro, un círculo de pasto negro en medio de la vegetación, como si lo hubieran quemado. Y ahí estaba la araña.
[[¿Qué es exactamente este bicho?->araneae]]
[[Tengo miedo->Ir por el sendero de la izquierda]] La embestida de la bestia llegó de súbito. Era imparable. Arulha apuntó la lanza hacia la forma que rugía en su dirección, esperando que la punta de piedra lo protegiera. Sabía que era en vano. El demonio superaba sus fuerzas, jamás podría vencerlo. La lanza se rompió contra el pelaje blanco y oro. Arulha sintió el golpe sin cerrar los ojos, cayó de espaldas en el monte y quedó allí, tendido. No veía ni escuchaba al demonio. Solo ramas, hojas y espinas alrededor. Tenía el costado roto. El dolor era tan fuerte que no podía respirar. Apenado, supo que estaba asistiendo a su propia muerte.
El monstruo permanecía inmóvil, erizado de plumas, humeante y rojo. Resoplaba. Tenía los ojos apretados. Las garras estaban clavadas en los adoquines y la cola se retorcía despacio como en un sueño. Se estaba agazapando.
Entonces Arulha, aterrado, recordó el quipu que tenía envuelto al pecho. Los ancianos habían anudado un mensaje para el demonio del huku pacha. Una sucesión de nudos y colores que los viejos habían tejido en medio de grandes lamentos. Las fiebres del trance habían durado diez noches que Arulha pasó ungido de pinturas y piedras mágicas. El quipu era un mensaje de los hombres pero también una protección. ¡El quipu había detenido al demonio!
[[El recuerdo de Oge y el quipu]]
[[Dar la vuelta y huir]] ¡Patita pa'qué te quiero!
[[Calma, bicho->Perdonarle la vida]] Arulha apretó la piedra de nacimiento que estaba entretejida en el quipu. La notó más caliente que nunca. Oge, dijo despacito. Se lo dijo al Supay.
El gran demonio embistió y fue un trueno y un viento. Sus patas de jaguar se abrieron mostrando uñas blancas como espinas de pez. La boca roja era desmesurada, el plumaje un sol de cuchillos. Diez hombres no habrían podido contra tamaña ferocidad, pero el guerrero sagrado era más que diez hombres y diez soles. Arulha clavó los talones en el suelo duro y se preparó a aguantar la carga. Puso la lanza al frente y tensó los músculos.
Diez días antes, los hamawt'a lo habían convocado por segunda vez en su vida. La primera había sido al nacer, por eso no se acordaba, pero sabía que por entonces su mama estaba muriendo del parto y todo el pueblo alborotado. El recién nacido había llegado al kay pacha apretando una piedrita entre las manos. Era una piedrita roja, que después vieron muy blanca cuando los lavaron a los dos, recién nacido y piedra, en las aguas espumosas del río. Los viejos murmuraban y las mujeres lloraban, los hombres no habían dicho nada porque no podían saber el significado del portento. Arulha había nacido bien, salvo por la piedra, y creció fuerte y sano. A los seis ya andaba corriendo de un pueblo al otro y a los doce era un chaskij de los buenos. Tenía una resistencia extraordinaria. Podía recorrer los tramos largos del Qhapaq Ñan casi sin descansar. Solo paraba si había tormenta fuerte o en la noche sin luna, y eso si lo agarraba en una parte sin pavimento. Llevaba siempre la piedra con él, le permitían quedársela a cambio de no perderla, y le habían dicho que como habían venido juntos al mundo de los hombres, nunca debían separarse o Arulha ya no viviría mucho.
La punta entró bajo la cabeza del monstruo. Se quebró con un chasquido y la madera saltó en pedazos entre las manos de Arulha. La fuerza del embiste se había desviado en el último segundo y la bestia cayó rodando. El guerrero quedó plantado, todavía en un grito.
Esa segunda vez que los ancianos lo habían mandado a llamar, le habían dicho que ya no sería más un mensajero porque así susurraban las voces de más arriba donde moraban los dioses. Era un guerrero sagrado. La piedra y Arulha habían nacido juntos con un mismo destino. O tal vez, pensó ahora, seguía llevando cosas y mensajes, estaba llevando la piedra, porque ella sola no podía.
Arulha saltó sobre el demonio antes de que éste pudiera incorporarse y rodeó el cogote con los brazos. Una lluvia de sangre chorreaba sobre el pavimento pero era sangre de hombre y demonio, los dos estaban heridos. El guerrero apretó los brazos. El demonio estaba débil y se ahogaba. Tenía la punta de la lanza atravesada en la garganta y la furia lo hacía arañar el suelo.
[[Rematar al demonio]]
[[Perdonarle la vida]]
"¡Arulha!", había gritado el demonio. Y ya no eran muchas voces sino la voz desesperada de Oge que se apagaba. El Qhapaq Ñan parecía un río de plata bajo la luna cuando Arulha retomó el viaje en dirección sur. Estaba débil, las heridas todavía eran frescas. Tardarían en cerrarse, si alguna vez lo hacían. Su destino estaba cumplido. Había dejado atrás al enorme animal, pero le había pedido permiso a los dioses para llevarse una pluma, grande como un cuchillo y de un color oscuro. Como la sangre. También lo había cubierto con el quipu, ahora un manojo de hilachas por tanta pelea. La piedra blanca estaba roja de nuevo, se había enfriado, y Arulha la había puesto delante de las grandes garras, porque era lo único valioso que podía ofrendar al muerto. Había llorado mucho, pidiendo perdón y pensando en Oge.
FIN
<hr>
[[Historia de los librojuegos]]
[[Sobre este librojuego]]El demonio humeante saltó y se dejó caer sobre Arulha con sus plumas erizadas como lanzas. El peso del monstruo y el filo del plumaje dejaron inmovilizado al guerrero. Largas y profundas laceraciones se le abrieron en la piel. Era un dolor ardiente como la mirada de Inti, pensó. La sangre del monstruo goteó sobre el guerrero. Los instantes finales de Arulha fueron para recordar a Oge, su perfume, sus ojos luminosos, su cabello negro trenzado con cintas de color. El Qhapaq Ñan se volvía rojo. La bestia separó las fauces y bramó por última vez. Luego se inclinó y comió.
FIN
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[[Historia de los librojuegos]]
[[Sobre este librojuego]]Oge estaría pidiendo a los dioses del Hanan Pacha. Oge lo esperaba. Su piedra blanquita como las nieves que cubrían los picos del oeste lo protegía. El quipu le había dicho cosas al demonio. ¡No podía darse por vencido! El guerrero se sentó, agarrando la sangre que le manaba del costado, apretando los dientes. Sentía dolor pero no miedo. Ya no iba a tenerle miedo al mundo de abajo, ni a los muertos ni al Supay. A nada. Era el destino. Por eso había corrido tanto de chiquito, iba disparando entre la selva, el monte y el desierto, llevando la voz del Inca, trayendo la voz de los hermanos del sur y del este y del norte, siguiendo de noche y de día el gran camino imperial. Arulha corría a su destino como siempre lo había hecho. Era un guerrero y era un mensaje. Era un hombre y era la voz de los hombres.
Todos nacemos para morir, y se puede vivir con miedo, o vivir con fuerza. Al destino de uno hay que enfrentarlo, le decía su hermosa Oge. Los demonios están para probarnos. Los hombres somos más fuertes que las cosas que se arrastran en el huku pacha porque somos los que vivimos. Ellos no viven, están siempre muertos. Y a veces, cuando nos descuidamos, se salen y se mezclan con nosotros en el kay pacha. Toman forma de pensamientos malignos. Hacen que odiemos y que matemos. Hacen que nos paralice el miedo y el dolor. Que nos olvidemos de ser felices. Oge es la felicidad de Arulha, se dijo el guerrero, poniéndose de pie, sin armas, ya sin ninguna pena. Sea cual sea el destino, lo tenía que enfrentar.
El Supay, si es que es eso, estaba agazapado sobre el pavimento. Una bestia roja, con garras de jaguar y plumas como cuchillos, tal como dijeron los ancianos. Un humo oscuro le salía del lomo. La cola terminaba en dos puntas peludas, las orejas se alzaban como cuernos sobre la gran cabeza. Era un demonio de hombres, un demonio del huku pacha que andaba en el mundo de los vivos. Arulha dio un pasito hacia el monstruo, y fue como meterse al fuego. El dolor le nubló la vista. Y los ojos del Supay lo enfocaron, las fauces se abrieron, la baba cayó espesa sobre el camino.
[[Usar el quipu para enfrentar al demonio]]
[[Enfrentar al demonio con tus propias fuerzas]]
[[Dar la vuelta y huir]]
**Historia de los librojuegos**
<img style="margin-left: 15px; float: right;" src="http://www.gamedesignla.com/images/libros/GDLA_Demon.png" alt="GDLA Demon" />Los orígenes de este tipo de relatos parecen remontarse a 1941, cuando el escritor argentino Jorge Luis Borges presentó *Examen de la obra de Herbert Quain*, relato aparecido por primera vez en la colección *El jardín de senderos que se bifurcan*, que más tarde formaría parte del libro *Ficciones* (1944), en el que se menciona una historia (que no existe) de un autor (que tampoco existe) escrita en tres partes que a su vez se ramifican en tres senderos en la trama que conducen en total a nueve finales posibles. Hacia fines de la década de 1950, el psicólogo experto en comportamiento B. F. Skinner propuso utilizar gamebooks (librojuegos) para enseñar sin maestros. Otro autor argentino, Julio Cortázar, planteó en *Rayuela* (1963) una historia que se puede leer de distintas maneras.
Los años ‘70 trajeron libros infantiles precursores de lo que se conociera como la línea de *Elige tu propia aventura*. En 1979, se publicó *The Cave of Time* en el Reino Unido, dando nacimiento a esta serie de libros que se hizo inmensamente popular y que fue traducida a 25 idiomas.
Hacia 1982, época de grandes maravillas en materia de cine, juegos de video y literatura, Ian Livingston y Steve Jackson publicaron el libro aventura que dio nacimiento al género, //El hechicero de la montaña de fuego// (The Warlock of Firetop Mountain). En esta, un héroe se adentra en una fortaleza laberíntica en busca de tesoros que está repleta de trampas y criaturas dispuestas a dar por tierra con las intenciones del aventurero. A diferencia de la serie //Elige tu propia aventura//, el libro contiene reglas similares a las de un juego de rol, por lo que además de múltiples caminos para elegir, el lector debe luchar y administrar sus recursos.
Existen entonces tres tipos de librojuegos. Uno se focaliza en la narración y se considera un texto interactivo, como es el caso de la serie Elige tu propia aventura (relatos bastante sosos en general); otro contiene elementos propios del juego de rol y para leer es necesario comprar manuales de reglas por separado; el tercer tipo –a veces llamado *adventure gamebook*– es también un juego de rol pero contiene reglas únicas para esa aventura; es decir, no hace falta nada más para leerlo.
Este último tipo de librojuego es el que exploramos <a href="http://www.gamedesignla.com/kit-rpg/category/2-librojuegos" target="_blank">aquí</a>. En la mayoría, el lector debe completar una hoja de personaje donde se anotan las características físicas, habilidades y equipamiento que porta el protagonista. Luego, a medida que lee, se le presentarán elecciones que cambiarán el curso de los acontecimientos. Deberá enfrentarse a los peligros del viaje, usando para ello las reglas de combate y algunos dados para determinar el resultado de sus acciones y de acuerdo a las probabilidades de éxito, que dependen tanto de las características citadas como de la estrategia del lector. El personaje del relato puede incluso morir si falla una cierta pelea o un desafío.
Es crucial no hacer trampa en caso de fracasar. ¡Hay que aceptar el destino del protagonista sin tergiversar las reglas! Siempre es posible releer el texto un par de veces en busca de nuevas opciones o mayor fortuna, aunque desde luego esto será tanto más efectivo cuanto más extenso sea el relato y más decisiones el lector pueda tomar.
[[Sobre este librojuego]]
[[Volver al inicio de la historia->EL DEMONIO DEL QHAPAQ ÑAN]]**Sobre este librojuego**
El presente ejemplo de hiperficción forma parte del <a href="http://www.gamedesignla.com/narrativa-interactiva" target="_blank">curso online de narración interactiva</a> de Escuela de Game Design. Es breve, puede releerse una o dos veces como mucho.
Las reglas de cada relato-juego varían pero son simples de utilizar, y en este caso, que se da a modo de ejemplo, no hay una hoja de personaje ni un sistema de combate.
Otros gamebooks pueden ofrecer reglas de lectura más ricas, más variantes en la historia y varios personajes jugables.
<img style="margin-left: 15px; float: right;" src="http://www.gamedesignla.com/images/libros/GDLA_Demon.png" alt="GDLA Demon" />Se puede ver una versión en PDF al estilo «librojuego» de *El demonio del Qhapac Ñan* en <a href="http://www.gamedesignla.com/kit-rpg/category/2-librojuegos">este enlace</a>.
Este pequeño relato interactivo es de uso libre y abierto. El autor autoriza expresamente su utilización sin fines comerciales y con el objetivo de servir como material recreativo o pedagógico.
<a href="https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/" target="_blank"><img SRC="https://i.creativecommons.org/l/by-nc-sa/4.0/88x31.png"></a>
<a href="http://www.gamedesignla.com/downloads/demonio.zip">Aquí</a> se puede bajar el archivo html para editarlo en <a href="http://twinery.org/" target="_blank">Twine</a>, el software con el que se hizo, también de uso libre.
<small>*Ilustraciones de Rodrigo Aquino Verdún (2014) y Fernando Komel (2015)*</small><hr>
[[Historia de los librojuegos]]
[[Volver al inicio de la historia->EL DEMONIO DEL QHAPAQ ÑAN]]
Tal vez, podrías continuar la historia. Sí, vos que estás leyendo y llegaste hasta aquí. //El demonio del Qhapac Ñam// es un trabajo libre y abierto para quien tenga ganas de seguir la historia, ya sea completándola aquí, en esta lexía, agregando otras o bien introduciendo variantes en las que ya viste.
Podés descargar el código html de la historia <a href="https://gamedesignla.com/downloads/demonio.zip" target="_blank">aquí</a>, de manera que puedas editarla en <a href="https://twinery.org" target="_blank">Twine</a>, el sistema con el que la hicimos, que también es gratuito y de uso libre.
Sólo tenés que abrir Twine (podés usarlo online, o descargar e instalar), descomprimís el archivo //demonio.zip// que te bajaste y luego sólo importás el html. Vas a ver un mapita de cómo es la historia.
<img SRC="http://www.gamedesignla.com/images//kit/mapa-demonio.jpg">
Editás cada lexía dándole doble clic. Los enlaces se ponen entre doble corchete. El resto es magia... ¡no, //no es magia//, está en la Ayuda de Twine!
Intentalo. ¡Todos los demonios se pueden vencer con la herramientas adecuadas, tu conocimiento y, sobre todo, tus ganas!
[[Perdonarle la vida al demonio->Perdonarle la vida]]De la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Araneae" target="_blank">Wikipedia</a>:
Las arañas (Araneae) son el orden más numeroso de la clase Arachnida, lejanamente emparentadas con otros grupos de artrópodos, como los insectos, con los que no deben confundirse. El orden Araneae es el séptimo en diversidad total de especies respecto al resto de diversidad de organismos. El grupo está abundantemente representado en todos los continentes, excepto en la Antártida.
Todas son depredadoras, generalmente solitarias, de pequeños animales. Tienen glándulas venenosas en los quelíceros, con las que paralizan a sus presas. Producen seda (véase Seda de araña), con la que tejen telas de araña o telarañas, que usan para construir redes de caza, tapizar refugios e incluso hacerse llevar por el viento.
Hasta la fecha se han descrito más de 46 500 especies de arañas, y 110 familias han sido recogidas por los taxónomos; sin embargo, sigue habiendo confusión dentro de la comunidad científica, como demuestran las aproximadamente 20 clasificaciones que se han propuesto desde 1900.
Solo algunos grupos son realmente peligrosos para los seres humanos. La especialidad que se ocupa de las arañas y el resto de los arácnidos se llama aracnología. Hay personas que sufren de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Aracnofobia" target="_blank">aracnofobia</a>, es decir miedo a las arañas.
[[¡Recular!->Ir por el sendero de la derecha]]
[[Enfrentar al demonio con tus propias fuerzas]]